En los tiempos que corren, nuestras vidas están ligadas a internet y a lo digital. Cada cuenta que creamos, ya sea de correo electrónico, redes sociales, tiendas en línea, servicios financieros, etc, requiere una contraseña. Sin embargo, el desafío de gestionar la identidad digital y sus respectivas contraseñas puede volverse abrumador para la mayoría de las personas.
Y no sólo es lo abrumador que pueda llegar a ser, sino también el poco interés que esto genera. La poca importancia que se le da a la vida digital o el total desconocimiento, lleva a una serie de prácticas desastrosas, que no sólo ponen en riesgo la seguridad personal sino también empresarial.
Los malas prácticas más recurrentes
Muchas personas optan por construir contraseñas fáciles de recordar, como “123456” o
“password”, que no requieren de mayor esfuerzo por parte de una atacante para poderlas adivinar. También hay otra tendencia preocupante es el uso de la misma contraseña para múltiples cuentas, si por X o Y motivo, esta contraseña se filtra de alguna manera, pues el resto de cuentas que usan esa misma contraseña podrían ser comprometidas. Generar contraseñas con datos personales también es un hábito bastante común, fechas de cumpleaños, nombre de hijos o mascotas, información, que, por cierto, estamos publicando frecuentemente en redes sociales. Y lo que para mí, es la cereza del pastel (y más en entornos corporativos): anotarlas en un papel y dejarlas por ahí a la mano.
¿Cómo es una contraseña segura?
Primero que todo habría que cambiar la palabra “segura” por “robusta”, partiendo de la idea de que en el ámbito de los sistemas informáticos no hay nada completamente seguro. Una contraseña robusta podría verse de dos formas:
Caracteres totalmente aleatorios: una serie de letras, números y símbolos que no guarden relación entre sí con una longitud mínima de 12 caracteres. Por ejemplo: N!7Dz#Pj4UF1m
Memorizable: Palabras de uso común (podría ser una frase) acompañadas de símbolos y números y una longitud mínima de 16 caracteres. Por ejemplo: Melodrama1%Cambiar5%-%Jugar9%Establecer7
¿Cómo me memorizo todo eso?
La respuesta más sencilla es: con un gestor de contraseñas. Que básicamente es una aplicación que te permite tener almacenadas de manera segura las contraseñas de las cuentas, algunos incluso pueden ayudar a generar contraseñas robustas, algunos incluso permiten sincronizar todo en la nube. La única condición es que hay que crear (y recordar) una única contraseña (que ya sabemos debe ser robusta) que se llama contraseña maestra o principal, poniéndole un poco de imaginación, se podría decir que es un bóveda protegida por una llave que da acceso a las otras llaves de una casa.
El único “pero” detrás de todo esto es que algunas de estas soluciones son pagas o las gratuitas pueden tener uno que otro limitante, y es comprensible que, como ya lo expuse en una entrada anterior, muchos se hayan acostumbrado a que todo en internet es o debería gratis. Entiendo que puede ser un sinsentido tener que pagar por algo así, pero vale la pena preguntarse si no es una pequeña inversión para cuidar una parte de la vida digital, que al final es una extensión de la vida misma.
Hasta la próxima.
Texto escrito parcialmente por una IA 🤖